SIEMPRE NOS
QUEDARÁ PARIS
En
la oscuridad se escucha la grabación de las ofertas del día de un hipermercado:
Música y “Aproveche nuestras maravillosas ofertas, solo por hoy, con el quince
por ciento de descuento con todas las tarjetas de débito y el diez por ciento
de descuento con tarjetas de crédito, usted puede acceder a una variada gama de
aparatos de gimnasia. Compruébelo en nuestra sección deportes, pasillos catorce
y quince. Con cada compra le regalamos un suplemento dietario. Aproveche, modele
su cuerpo en casa y a un precio incomparable.” Queda flotando en el aire música melódica electrónica, fría e
impersonal, en algún lugar a la vista hay una imagen de cartón, tamaño natural
de un modelo rubio, sonriente, de cuerpo
musculoso, es publicidad del suplemento dietario que se regala. Lo que sigue
son pantallazos en distintos sectores del salón de ventas del hipermercado:
DANIELA: (Cajera del hipermercado) Buen día,
señora. ¿Paga en efectivo o con tarjeta? ¿Tarjeta de puntos? ¿Algún documento? …Si, muy
amable, señora…perdón, tiene que hacer pesar esto en verdulería…¿No lo lleva?
Bien, lo dejamos aquí, señora. (Acciona la luz de llamada de la caja. Entre
dientes) Por dios…me estoy meando.
EL COCODRILO: (Promotor con disfraz de gomaespuma) ¡Buen día…buen
día! ¿Quiere probar la exclusiva mayoliva, señor? (Unta una galletita) La
exclusiva mayonesa con aceite de oliva extra virgen. ¿Riquísima, verdad? La
encuentra en la tercera góndola, pasillo de la derecha. ¡Hola, hola! El
cocodrilo amigo les trae hoy la mejor mayonesa del mundo, cero colesterol, cero
triglicéridos.
CARLOS: (Es repositor de mercadería. Ordena
artículos en estantes.) Bajas calorías aquí, normales aquí. Bajas calorías
aquí, normales aquí…(A un cliente)Si, señor…el azúcar esta en aquel pasillo,
sector comestibles, señor. No es nada, señor. Vencimiento quince del once
adelante, vencimiento treinta del once atrás…(Cuenta) Uno, dos, tres…
mmm…dieciocho botes del treinta, uno…dos…tres…mmm…doce del quince…
DANIELA: ¿Quiere cajas o bolsas ecológicas?
¿Tiene algún documento o su carnet de manejo?
(A la supervisora)Necesito ir al baño. (A la clienta)El sistema esta
lento, le pedimos disculpas. (Supervisora)Cinco minutos. (Clienta)Gracias por
elegirnos señora, la esperamos nuevamente…
EL COCODRILO: ¡El
cocodrilo de la suerte, señora! Elija un numerito (Acciona una ruleta) Hoy
puede ser su gran día, amiga. ¡Ahí va! Gira y gira la ruleta del cocodrilo y…y…
¡Si…si! Se ganó dos botes de mayoliva, señora. La felicito. Cero colesterol,
cero triglicéridos, la buena salud en su casa, los chicos sanos y el maridito
sin panza, señora. A ver… a ver…¿Quién mas prueba su suerte, hoy?
CARLOS: Ultima fila…light… ¡ah, esto va aquí!
Buen día, señor, no…no sabría decirle, señor, me parece que al whisky hay que pedirlo
en la caja. Es que soy personal externo, señor, perdone. Nueva fórmula… nueva
fórmula… ¿y esto donde mierda va? Mmm…mejor voy al baño y de paso pregunto.
DANIELA: Cobramos hasta el señor, la caja cierra
unos minutos. Disculpe señora. Buen día, señor ¿paga con efectivo o tarjeta?
¿tarjeta de puntos? No, señor, hoy
es el día de descuentos en artículos deportivos, limpieza es los jueves.
Mañana, alimentos congelados. Ciento dos con cincuenta. Gracias, señor. Su
vuelto. Lo esperamos nuevamente.
EL COCODRILO: ¡Ultimo
tiro de su ruleta de la suerte!
CARLOS: ¡Ultima caja y termino!
DANIELA: ¡Ultimo cliente…!
(Música. Los tres cantan y bailan)
Nueva York, Paris, Tucumán
cualquier país,
cualquier ciudad
En su hiper encontrará
Barata, barata, la felicidad
…………..
Deportes, congelados, belleza
libros, regalos, holganza
bazar, alimentos, limpieza
en este mágico
lugar
…………………
De todo y para todos
Tarjeta, efectivo, es igual
Lujos, dicha, bienestar
A toda hora puede comprar.
………………..
Noche, tarde o mañana
estamos para complacerla
A cualquier hora en este local,
Nuestra sonrisa encontrará.
(Con el final de la canción, Daniela sentada en
actitud de orinar detrás de un tabique divisorio, los otros dos esperan turno
para lo mismo.)
CARLOS: ¿Vos también tenés franco el domingo,
no?
COCODRILO: Si.
¿Por?
CARLOS: Tenemos partido contra los de
administración. Tendrías que venir, nos falta uno en la defensa.
COCODRILO: ¿A
qué hora es?
CARLOS: A
las nueve estamos empezando.
COCODRILO: No,
no puedo. Los sábados tengo función y termino tarde. No me voy a levantar. ¡Dale, Negra, que yo también necesito el
baño!
CARLOS: ¿Seguís
con eso del teatro vos?
DANIELA: ¿Se
pueden ir a charlar a otro lado? Si están ahí no puedo hacer nada.
COCODRILO: Si,
claro que sigo. Vení, vamos más allá.
CARLOS: ¿Y
ganan bien ahí?
COCODRILO: ¿En
el teatro? Con suerte, para la cerveza y
un sándwich después de la función.
CARLOS: ¿Y
para que mierda te metés en eso? Perdés tiempo y no ganás un mango.
COCODRILO: Es
mi carrera…algún día voy a vivir de eso. ¡Meta, Danielita!
DANIELA: Ya…
CARLOS: Si
seguís trabajando en esos teatritos a los que no va nadie, te vas a morir
siendo el cocodrilo del hiper. Tendrías que buscarte laburo en la tele.
DANIELA: (Saliendo)
Listo…¿no tienen otro lugar para charlar, ustedes?
COCODRILO: (Entrando
apresuradamente) No me interesa la tele.
CARLOS: Escuchalo
a este…no le interesa la tele. ¿Sabés lo que debe ganar Franchella? No te
vayas, negra, tengo que hablar con vos.
COCODRILO: (Desde
el baño) Yo no soy esa clase de actor.
DANIELA: ¿De
que hablan?
CARLOS: De
plata, de que mas.
COCODRILO: Yo
no hablo de plata. Hablo de ideales, de sueños.
CARLOS: Vos
estás loco. Me hablas de sueños vestido así.
COCODRILO: (Sale
maniobrando dificultosamente con su disfraz) ¿Qué? ¿Ustedes no tienen sueños?
DANIELA: Yo,
si.
CARLOS: Cagamos,
otra novelera.
DANIELA: ¿Vos
no soñás con nada?
CARLOS: Si,
claro. Pero no sueño pelotudeces.
COCODRILO: Bueno…los
dejo.
DANIELA: No
te vayás, esperá.
CARLOS: Hay
que soñar cosas reales, que uno pueda concretar, por ejemplo un buen aumento
para comprarse una moto, o que se muera
de golpe el encargado y te prueben a vos y andes bien y quedes en el puesto…
DANIELA: Sos
cuadrado.
CARLOS: Cuadrado
pero realista, mamá. Yo no sueño boludeces que nadie consigue. Miralo a este…el
cocodrilo soñador, el Franchella del hiper.
COCODRILO: Tiene
razón la negra, sos cuadrado, hermano. Me voy, en cinco minutos empiezo…
DANIELA: Quedate un rato…¿Qué tenés que hacer?
COCODRILO: Empiezo
con la degustación del fernet y tengo que preparar el puesto.
CARLOS: Andá,
actor.
DANIELA: Esperá,
voy con vos.
CARLOS: Tenemos
que hablar, Daniela.
COCODRILO: Bueno…después
nos vemos. (Sale)
DANIELA:
¿Qué querés?
CARLOS: ¿Por
qué me huís?
DANIELA: No
te huyo.
CARLOS: Te
escapas, negrita y vos sabes que me volvés loco.
DANIELA: Y
vos sabes que yo no quiero nada con vos.
CARLOS: ¿Por
qué? ¿No es bueno lo que tenemos?
DANIELA: No
tenemos nada.
CARLOS: Yo
no diría eso…yo diría que tenemos una relación sin compromisos, libre.
DANIELA: Fantasías
tuyas, yo con vos no quiero nada, ya te he dicho.
CARLOS: (Trata
de tomarla, ella se resiste débilmente.) Vamos, Danielita…si a los dos nos
gusta lo que hacemos…vení.
DANIELA: No,
dejame.
CARLOS: No
seas mala…relajate.
DANIELA: Ya
hablamos de esto, así no quiero.
CARLOS: ¿Y
cómo entonces? Si estamos todo el día metidos aquí. Afloja, Danielita…dale.
DANIELA: Por
favor…si te digo que no, respetame.
CARLOS: (La
va lentamente forzando.) Te respeto, mamita, pero no puedo más…me volvés loco.
DANIELA: Va
a venir alguien…
CARLOS: Lo
hacemos rápido, mi amor…(Se pone detrás de ella, le baja la bombacha, ella de
cara al público. Apoyada en algo.)
DANIELA: No
quiero…
CARLOS: Yo
sé que si querés, mi vida.
(Ella deja de resistirse y se entrega sin gozar.)
DANIELA: No
me respetas…
CARLOS: Dejá
de joder, negra…movete.
DANIELA: ¿Sabes
cual es mi sueño? Que vos no me hagas mas esto. Que un día me despierte y este
lugar de mierda ya no exista. Que Dios manda un terremoto y que la línea de
cajas se hunde en la tierra. Todo, todo el hiper se hunde, salón, depósito,
administración, todo se hunde. Sueño que vos te morís aplastado por las
góndolas…
CARLOS: Callate,
negrita, cállate.
DANIELA: Que
en donde estaba el hiper crecen árboles y que no hay gente porque se han muerto
todos. Solo quedo yo en ese bosque, no hay mas música de los parlantes, todo es
silencio, solo algunos pájaros y yo estoy sola, ya no hay supervisores, ni
clientes, ni gerentes, ni repositores, nadie…
CARLOS: ¡Cortala!
¡Callate ya! (Silencio, se arregla la
ropa), Perdoname pero si hablas esas cosas no puedo negra, me desconcentro.
UNA VOZ: (música)
“En cinco minutos comienza nuestra hora de descuentos en artículos de
ferretería, el quince por ciento de contado o con tarjetas de débito y el diez
por ciento con su tarjeta de crédito…aproveche esta increíble oportunidad, solo
por una hora…” (música)
CARLOS: Perdoname
por el grito…yo se que no te gusta que te griten, pero me ponés nervioso…bueno,
me tengo que ir, después nos vemos. (Sale)
(Ella se sube la bombacha lentamente y vuelve a
apoyarse en la misma posición, la música
muta a un tema muy romántico, la luz cambia a un celeste irreal. Luego de un
instante, a su lado se apoya el rubio de la publicidad de suplementos
dietarios, esta vez viste smoking.)
RUBIO: Es
hermoso Paris desde este puente al anochecer.
DANIELA: Sobre
todo en primavera.
RUBIO: El
invierno ya es solo un recuerdo.
DANIELA: Aun
hace un poco de frío.
RUBIO: (Se quita el ancho fular y se
lo pone sobre los hombros.)
Abríguese.
DANIELA: Gracias.
RUBIO: ¿Siempre
viene a este puente, sobre el Sena?
DANIELA: Solo
cuando estoy triste.
RUBIO: Su
vestido es precioso.
DANIELA: Gracias.
¿Usted vive aquí?
RUBIO: A
veces…¿y usted?
DANIELA: No,
yo no. Solo estoy de paso.
RUBIO: ¿De
donde es? Tiene un acento extraño.
DANIELA: Nací
en una remota ciudad sudamericana de la que no quiero acordarme.
RUBIO: ¿Bailamos?
DANIELA: ¿Así,
sin música?
RUBIO: En
este lugar siempre hay música…escuche.
(Sube la música. Bailan. Parece un número de Fred
Astaire y Ginger Rogers.)
DANIELA: Es
extraño, bailamos como si…
RUBIO: Como
si hubiéramos bailado juntos toda la vida.
DANIELA: Así
es.
RUBIO: ¿Por
qué esta triste?
DANIELA: Ya
no estoy más triste. ¿Puedo apoyar la cabeza en su hombro? (Lo hace)
RUBIO: Es
usted la mujer más hermosa que he conocido.
DANIELA: Me
siento tan bien con usted…quisiera cantar.
RUBIO: Cante.
Esta es su noche, nuestra noche.
(Cantan.)
DANIELA: Es
Paris
jardín de las delicias
la
ciudad del amor
Es
Paris
La ciudad sin penas
donde
murió el dolor.
Es
Paris
donde
vive la ternura
donde anida la pasión
Es Paris
mi ciudad, nuestra ciudad
donde encontré tu calor.
RUBIO: Es
usted perturbadora.
DANIELA: Es
la noche de Paris.
RUBIO: Es
bella, bella y frágil.
(Están a punto de besarse)
DANIELA: Será mejor que me vaya…
RUBIO: ¿Volveremos
a vernos?
DANIELA: Quizás…(Va
a devolverle el fular)
RUBIO: Por
favor, quédeselo. Si alguna vez volvemos a encontrarnos me lo devolverá…
DANIELA: ¿Y
si no hay una próxima vez?
RUBIO: Si
no volvemos a encontrarnos…siempre nos quedará Paris.
DANIELA: Ya
escuché eso antes…
RUBIO: ¿Que
cosa?
DANIELA Esa
frase: “siempre nos quedará Paris.”
RUBIO: Yo
también, pero es verdad, siempre nos quedará Paris.
DANIELA: Adiós.
RUBIO: Adiós.
(Sale cada uno por su lado, la luz baja aun mas, luego
de unos instantes entra el repositor. )
CARLOS: ¡Daniela!
¡Negrita! Ya se fue…mejor vuelvo al salón, me quedan dos góndolas por
controlar. No se para que apagan la luz aquí…para ahorrarle plata al patrón,
será.
(Sube la luz de golpe. Sonido de salón de ventas del
hiper.)
DANIELA:
(Con una extraña sonrisa en la cara) Con todo gusto señora. Si no tiene
documentos, con su carnet de manejo está bien, señora. Lo siento, son las
normas de la empresa. Gracias. (De vez en cuando mira de reojo la figura en
tamaño natural del rubio de la publicidad) Buen día, señor. ¿Tarjeta o efectivo? No, este es
común, el light está en la góndola de al lado. ¿Lo cambia? ¡Cambio!(Hace una
seña) Disculpe, señor… ¿Cómo está afuera? ¡Que lindo! ¿Hay sol? Gracias. A las veintitrés salgo, en este
trabajo no se ve nunca el sol. (El repositor trae un pote de mayonesa light)
Gracias. ¿Era este? Bien. Gracias señor, lo esperamos nuevamente.
CARLOS: Estas
contenta, negra…¿Ves que un buen polvo te cambia el humor? Y si, a quien no le
gusta.
DANIELA: (Sonriendo,
entre dientes) No entendés nada, pelotudo. ¡El siguiente!
CARLOS: ¿Por
qué me tratás así? Esta noche me toca reemplazo de Rodriguez que está enfermo,
en la guardia nocturna, si querés…
DANIELA: Andate.
Andate o armo un quilombo. (Sonrisa) ¡Hola, buen dia!
(En otro rincón, detrás de un mínimo puesto.)
COCODRILO: ¡Hola,
hola! Su cocodrilo amigo y un regalito solo para mayores. (Va sirviendo en
vasitos plásticos, fernet con gaseosa.). ¡La ruleta del cocodrilo! A ver la
parejita…cual de los dos prueba suerte…¿vos? ¡A la una, a las dos y a las tres!
¡Ay, que mala suerte, chicos! Bueno, de premio consuelo dos vasitos de
riquísimo fernet ¿si? Con dos hielitos para la pareja de enamorados. El fernet
del amor… ¡qué lindo! ¿Prueba su suerte, señor? (Apagón)
DANIELA: (En
un lugar indeterminado, descalza, aun con el uniforme de cajera, habla por
teléfono y hojea un catálogo de cocina.) El cerdo es rico con salsa de puerros
dorados en aceite de oliva y preparada con crema de leche light y un poquito de zapallo dulce; desgrasado y
saltado en manteca, y de guarnición hinojos y tomatitos cherry. Claro que se,
pero yo no cocino nunca. No, no es que no me guste. Como en el trabajo, yo. ¿Estamos
en el aire? No, no me pongo nerviosa. En
un hipermercado, cajera. Y…hamburguesas, tarta… es que tenemos poco tiempo. No, yo no
llamo a la radio para buscar novio como otras…es que me cuesta dormir. ¿Qué
hora es? Tarde, pero no tengo sueño. Es para charlar un rato, nomas. Claro que
tengo novio, porque como usted dice siempre…no es bueno que la mujer este sola…
pero él vive lejos, a veces en Paris, a
veces en Miami, o en otras ciudades, depende. Viaja mucho, por su trabajo
¿sabe? No, yo no, siempre aquí nomas, él viene a verme. Yo vivo con mi hermana
y su marido, duermo en la piecita del fondo. Chiquita, pero no es fea, un
poquito fría eso si y húmeda, yo la tengo limpita siempre. No, no cocino para
él porque cuando nos vemos me lleva a comer afuera. Ostras, me gustan las
ostras, también los mariscos, sobre todo cuando vamos a comer a orillas del
mar. Cenar a orillas del mar bajo la luz de la luna es maravilloso. ¿Nunca? No
sabe lo que se pierde. ¿Y usted cuantos
me da? Por la voz, usted conoce de voces. Tibio, tibio… bueno, tengo que
cortar, quizás mañana llame de nuevo. ¿Saluditos? No, gracias, no tengo a quien
mandarle saluditos, a usted en todo caso, que me escucha siempre. Hasta mañana.
(Apagón)
(Por un extremo
aparece Carlos, el repositor que hace un reemplazo como guardia nocturno. Vestido como tal. Busca alumbrando con su
linterna. La radio que tiene en la cintura produce sonidos como de llamada.
Contesta.)
CARLOS: ¿Señor?
(Ruido) Si, lo copio, lo copio. Sector cajas, jefe. (Ruido) Comprendido, señor.
(El aparato vuelve a la cintura, sigue buscando, encuentra un par de zapatos de
mujer sobre una caja, su actitud denota cierto temor. La radio vuelve a llamar)
¿Señor? (Ruido) ¿En el depósito? (Ruido) Son las ratas que hicieron nido en la
leche en polvo, señor. (Ruido) Y…son grandes, jefe. (Ruido) Quedamos con López
en que él pondría el veneno, si veneno…No, no en la leche en polvo, en la
cuevita, jefe. (Ruido) Comprendido, ahí voy. (Deja los zapatos, los mira un
instante y sale.)
(Lo
que sigue se desarrolla en un rincón del depósito)
DANIELA: (Al guardia que entra.) Te estaba
esperando. Con vos tengo que hablar.
CARLOS: (Sorprendido) ¡Ahhh! ¡Negra! ¿Cómo
apareces así? Casi me matas del susto. ¿Se puede saber que haces aquí a esta
hora?
DANIELA: Me quedé. Me escondí luego de entregar
la caja. Me encerré en el baño y después, cuando cerraron, bajé al depósito.
CARLOS: Esta recontra prohibido que los empleados de salón se queden después
del cierre. Vos sabes bien eso.
DANIELA: Claro que se, pero necesitaba hablar
con vos.
CARLOS: ¿Y para estar conmigo haces todo eso?
Me encanta, negrita, pero si lo arreglábamos antes no hacía falta correr tantos
riesgos. Mira que si te descubren te rajan.
DANIELA: No entendés.
CARLOS: (Tratando de abrazarla) Si te entiendo,
negra. A mi también me calentás, vení…al fondo tengo el catrecito.
DANIELA: ¡Soltá! ¡Me quedé porque quiero hablar,
no coger con vos, boludo!
CARLOS: No seas tímida…
DANIELA: No quiero que me toques mas. Nunca mas.
CARLOS: (Le suena la radio) Si…lo copio, lo
copio. Si, en el depósito… en eso estoy. (A Daniela) ¿Qué te pasa?
DANIELA: Estoy harta, cansada, triste, sola,
vacía, sin sueño…hace noches que no duermo.
CARLOS: Estas enferma, Negra. ¿Te duele algo?
Tenés que pedir servicio médico.
DANIELA: Me duele el alma, estúpido. No te dan
licencia médica por eso.
CARLOS: Bueno, no me trates así. ¿Ves que
siempre me tratás mal? Yo quiero ayudarte…a lo mejor si le damos un poquito
(Seña con la mano) te relajás, te agarra
sueño, vas a tu casa y dormís como un angelito.
DANIELA: Vos a mi no me tocas mas.
CARLOS: Pero…¿y yo que tengo que ver? ¿No la
pasamos bien juntos?
DANIELA: Vos la pasas bien, porque lo único que
te importa es coger, pero hay otras cosas en la vida.
CARLOS: ¿Qué otras cosas mas lindas que esa
puede haber?
DANIELA: Vos
no entendés nada, tenés el corazón y la imaginación pavimentados. Desde chica
me pasa lo mismo: hablo, como, trabajo, cojo, con gente que no entiende, que
cuando le digo que me duele el alma, que tengo como algo roto adentro, me mira
como me miras vos ahora. Cuando digo que
siento como si estuviera paralítica, pero no de las piernas, que tengo algo
retorcido adentro, que me duele siempre, siempre. Algo que empieza aquí y me
baja por el estomago, hasta aquí. Y cuando vos me metes ese pito horrible que
tenés, me golpeas justo donde mas me duele.
CARLOS: Vos
estas enferma, Daniela.
DANIELA: ¡Claro
que estoy enferma! Desde siempre estoy enferma, desde niña, desde el día en que
sentí que uno no puede pasar por la vida sin que nada suceda, que todos tus días van a ser iguales,
siempre iguales hasta que un día te morís. Estoy enferma porque no duermo, porque no quiero dormir mas
hasta que este dolor que ya se me ha hecho costumbre, se vaya.Pero ¿sabes qué? (Comienzan los primeros acordes de la canción)
Yo estoy segura que en algún momento, algo maravilloso va a suceder...Se que
cualquier día de estos va a ser un día especial, único para mi y todo va a
cambiar.
(CUMBIA LENTA)
Veo allá una lucecita,
chiquitita, chiquitita
No es el cartel de Coca cola
Lo que brilla, que destella
No son tubos de neón,
es el sol, es el sol
en el fondo del salón.
Hoy es día de prodigios,
El repositor de milagros
no tiene descanso hoy,
pájaros vuelan en el salón.
Día es de risa y contagio
mire que
maravilla, señor
En la góndola de embutidos
Salta y juega un gorrión.
No son tubos de neón
Es el sol, es el sol
En el fondo del salón
Invade la línea de cajas,
aluvión de mariposas
me apresan, me secuestran
me llevan desnuda al mar.
No son tubos de neón
Es el sol, es el sol
En el fondo del salón
(La canción es interrumpida por el sonido de la radio
del guardia.)
CARLOS: Si…lo copio, señor. Verificado, señor.
El veneno está, me falta poner algunas trampas. Si, jefe…en seguida estoy con
usted. Mira Daniela…si esto sigue así, yo creo que voy a tener que informar…
DANIELA: Vos no vas a informar, vos me vas a
ayudar.
CARLOS: ¿Qué necesitas ahora?
DANIELA: Quiero que me ayudes a ser “empleada
del mes”.
CARLOS: ¿Yo? Vos estas loca. ¿Como te voy a
ayudar yo? Apenas soy repositor y hago
reemplazo en la seguridad, personal externo soy. Yo no tengo nada que ver con
eso, soy el último orejón del tarro.
DANIELA: Si, pero vos jugas al futbol con los de
arriba. El otro día estabas hablando con el gerente. Marta me contó que vos
jugás con él en el mismo equipo.
CARLOS: Eso no quiere decir nada. Jugamos a la
pelota y nada mas. Además al “empleado del mes” lo eligen por puntaje.
DANIELA: Por acomodo eligen. La puta esa ya
salió dos veces.
CARLOS: No…no me metas en líos.
DANIELA: Por favor…lo necesito, es mi primer
paso.
CARLOS: ¿Primer paso..? ¿De qué…para qué?
DANIELA: ¿Vos sabes cuál es el premio para los empleados del
mes?
CARLOS: ¿Sobresueldo?
DANIELA: No. Entras en un sorteo con todos los empleados
del mes de las otras sucursales, para un viaje a Miami. ¡A Miami por diez días!
¿Entendés?
CARLOS: Es una cagada eso. Si por lo menos te
dieran unos mangos…
DANIELA: Yo necesito ir a Miami y esta es mi
única posibilidad.
CARLOS: ¿A Miami necesitas ir? Si vos no sabes
ni donde queda. Yo tampoco.
DANIELA: Pero si sé que puedo encontrar ahí. Por
favor…
CARLOS: Vos estas cada día más loca.
DANIELA: (Lo acaricia insinuante) Dale, negro…
CARLOS: Me estas sobornando.
DANIELA: (Lentamente lo apoya contra una pared y
le desprende los pantalones, se arrodilla.)No te soborno, te pido.
CARLOS: Empleada del mes…(suena la radio.) Si…lo copio…lo
copio ¡Estoy en camino, jefe! (Sale enredándose en los pantalones.) ¡La puta
que lo parió!
(Daniela queda de rodillas y desde allí descubre el
nido de las ratas.)
DANIELA: ¡Ahí están! ¡Hola rata! Tenés los
bigotes blancos…¿por qué me mirás así? ¿Me ves cara conocida? Soy la de la caja doce…Daniela, bueno, a veces
estoy también en la cuatro, caja rápida. Pero vos no vas mucho por el salón de
ventas, por lo menos cerca de mi caja no andas,
yo te hubiera visto…ja…también que escándalo se arma si te ven los
clientes. ¡Cuantos hijitos tenés! Son docenas…chiquitos…blandos, gorditos…blancos…ah,
por la leche en polvo, debe ser. Sos grande, guacha, enorme. Claro, estás bien
alimentada, tenés de todo aquí para vos y para tus hijitos gelatinosos que,
perdóname que te diga pero son feos, muy feos. Me miras…me miras sin moverte. A
ver decime, ratita gorda y paridora, ¿vos siempre estas así? Así, con la misma
cara…¿nunca estas cansada o triste o humillada…o no se…decime ¿lloran las
ratas? ¡No, vos que vas a llorar, si se te ve feliz! Debe ser como el paraíso
para vos, esto, sobre todo de noche. Silencioso, calentito, con mucha comida.
¿Te gusta la noche, no? Nadie te jode, poco ruido y todo el depósito para vos.
Sos como la reina del depósito. ¿Qué tal es vivir en el paraíso? Tu paraíso,
porque el mío no es así, no es oscuro y silencioso. El mío tiene mucho sol,
playa, un mar verde o azul…no, no te asustés, quiero conversar nomás, mirá, me
pongo mas lejos. ¿Aquí está bien? Azul o verde, el mar, te decía, es lo mismo,
detrás hay unos hoteles enormes y yo estoy tirada en la arena. Es hermoso el
sol, rata, hermoso. (Se saca el uniforme y queda en bombacha y corpiño,
bastante feos, no hacen juego.) A lo lejos se ven algunos veleros y el viento
suave me da en la cara…este es mi paraíso. (Está en la playa.)
GEORGE: (Es el rubio de la publicidad de
suplementos dietarios, en short de baño. Entra con dos tragos muy “tropicales”
Suena música al tono, pero como de ambientación de hipermercado.) Es maravilloso este sol, darling. (La besa, le
entrega la copa) ¿Te pongo protector en la espalda? Estás bellísima hoy. Mira,
mira allí a lo lejos esa barquita de pescadores que entra al puerto, las
gaviotas lo siguen.
DANIELA: Todo es tan bello…
GEORGE: ¿Quieres cenar mariscos esta noche?
DANIELA: Lo que tu digas, George.
GEORGE: Voy a reservar mesa en nuestro
restaurante favorito. (Saca un teléfono celular muy vistoso y comienza a hablar
en inglés, se aleja unos pasos.)
CARLOS: (Ahora es un borracho andrajoso que
pasa por la playa.) Hola, mamita…que hermosa estas. ¿Como te llamas? Daniela no
contesta)Te haría de goma… ¿sabés que siempre me han gustado las negritas así
como vos?
DANIELA: Por favor, señor…
CARLOS: ¿Qué estás tomando? Convidame.
DANIELA: Retírese, por favor.
CARLOS: Te veo cara conocida. Decime ¿Vos no
sos la…?
GEORGE: ¿Sucede algo, cariño?
CARLOS: ¿Y este quién es, negra?
GEORGE: Creo que está molestando a la señorita.
CARLOS: A vos también te conozco de algún lado,
rubio.
GEORGE: ¿Cómo entró aquí? Esta playa es
exclusiva del hotel.
CARLOS: Yo estoy donde ella va, rubio.
GEORGE: Voy a decírselo solo una vez: retírese.
CARLOS: ¡Uh…Que hombre malo!
GEORGE: (Lo toma de las solapas.)Se lo advertí.
DANIELA: No le hagas daño, George.
GEORGE: Pídele disculpas a la señorita. (Lo
arroja al piso.)
CARLOS: (Desde el piso, sonriendo.) Disculpe,
señorita…
DANIELA: (A George) ¿Cómo se dice estúpido, amor
mío?
GEORGE: Stupid
DANIELA: No te perdono nada, stupid. Ya vete.
GEORGE: Puedes irte, borracho.
CARLOS: Con permiso…señorita.
DANIELA: (Al repositor que sale tambaleando)
¡Stupid, stupid, stupid! (Llora en el hombro de George) ¡Oh, George!
GEORGE: No temas, siempre estaré a tu lado para
protegerte.
DANIELA: Gracias, George. Eres tan dulce. Cuando
estoy contigo siento que nada malo puede pasarme.
GEORGE: Solo ha sido un mal momento, darling.
Nada que no se pueda olvidar con una espléndida cena de mariscos. Vamos.
(El sale, ella se detiene un instante a recoger su
ropa. Entra el Guardia.)
CARLOS: Perdoná, negrita. Pero no se que le
pasa esta noche al boludo ese. (La ve semidesnuda)Bueno…bueno, has ido ganando
tiempo.
DANIELA: ¡No te acerqués!
CARLOS: ¿Pero, qué te pasa? Si el jefe anda de
recorrida en las oficinas y ni piensa bajar hasta aquí.
DANIELA: ¡No me toques! Me ponés un dedo encima
y te juro que te mato.
CARLOS: ¡Uh! ¿Qué te pasa? Mirá como me esperás
y ahora no querés que te toque. Yo no
entiendo nada.
DANIELA: Claro que no entendés, estúpido. Las
ratas entienden mas que vos. Pero te lo digo bien, si te acercas te mato.
CARLOS: Bueno, como vos quieras. ¿Se puede
saber qué pasa? Tuviste miedo de las ratas.
DANIELA: (Se viste)¿Miedo? Lo único que no tengo
es miedo. Tengo muchas otras cosas pero no miedo. Por ejemplo ahora tengo un
poco de asco, pero no de las ratas. Al contrario, las ratas son amigas. Están
ahí, hacen la suya, no joden, de vez en cuando me miran y me siento acompañada.
Son blancas como fantasmas. Fantasmas de leche en polvo. ¿Sabes que no les
gusta el sol? Nacen, crecen y mueren en la penumbra del depósito. Son raras mis
amigas. Mis gordas amigas en su paraíso. Dejame sola, por favor.
CARLOS: Tenés que pedir servicio médico,
Daniela.
DANIELA: Andate.
(El guardia sale en silencio. Daniela queda sentada en
un cajón de gaseosas, se tapa la cara con las manos. Apagón. La luz vuelve sobre proscenio, allí está el
cocodrilo, es la mañana, el hiper comienza su día.)
COCODRILO: ¡Así
es, señora! Su cocodrilo amigo esta para servirla. Un folletito con las ofertas
del día. ¡Hola, hola! Se levantó temprano patrona. Un folletito con las ofertas
de hoy. ¡Buen día! ¡Que linda sonrisa mi amor, así… así hay que comenzar el
día! Un folleto con las ofertas de hoy. ¡Tarde, chicas, tarde! La supervisora
está que arde. ¡Huy, me salió en verso! ¡El último folleto es para la hermosa
señora! (Camina hasta encontrar a Daniela en la misma posición.) ¿Llegaste
temprano o nunca te fuiste? Estas hecha un desastre querida…mirate la cara.
¿Qué estuviste haciendo? Préndete el delantal, dejame que te ayude…¡Que ojeras!
Maquillate un poco y andá que me parece que hoy va a ser un día fatal. ¿A ver
esa sonrisa para el cocodrilo amigo? ¡Eso es! Besito de cocodrilo para la
cajera más linda del hiper y a trabajar
porque … ¿como decís vos siempre? Este puede ser “el día” , tu día especial,
único, el día en el que todo puede cambiar. Vamos, negrita, vamos. (Sale a
seguir repartiendo folletos. Daniela ocupa su lugar en la caja.) ¡Folleto con las increíbles ofertas del día
para la hermosa señora!
(Música.)
UNA VOZ “Hoy es su oportunidad de aprovechar nuestras
maravillosas ofertas en productos electrónicos. Tenga con cualquier tarjeta de
crédito su nuevo monitor de cristal líquido en doce cuotas sin interés…(música)
¿nunca pensó en cambiar su viejo
televisor , su antiguo equipo de música e instalar en su casa un home theatre? Aproveche esta
oportunidad única…Doce cuotas sin interés. (La voz se pierde. Daniela ya está
instalada.)
DANIELA: No
sabría decirle, señora…le hago llamar a los chicos de la sección si quiere.…¿tarjeta
de puntos? Mire, si le digo le miento. ¿Efectivo? Pero yo creo que las mascotas
no tienen cambio… son ochocientos quince con cincuenta… el perrito cuesta
setecientos, es hermoso…si, el resto es la comida y el desparasitador, señora.
¿le puedo dar un caramelo por los cincuenta? Su vuelto. Gracias, señora. La
esperamos nuevamente. ¡Buen día, señor! (Es interrumpida por Carlos, ahora
vestido de repositor, que le habla disimuladamente.)
CARLOS: Estuve
hablando…me parece que lo tuyo se hace.
DANIELA: ¿Qué se hace?
CARLOS: Lo
tuyo…empleada del mes.
DANIELA: ¡Ah!
¿Que sabés?
CARLOS:
Estuve hablando con el gerente hace un rato…como quien le preguntaba por el
partido del domingo, le tiré algo de tu tema y me dio a entender que lo de este
mes ya estaba resuelto…que es para vos.
DANIELA: ¿tarjeta
de puntos? ¿Tarjeta o efectivo? Pero…¿ que te dijo exactamente?
CARLOS: Que
parece que este mes te toca a vos…yo no lo presioné mucho pero algo hice…vos
sabés que como jugamos juntos y me tiene mucha confianza me dijo.
DANIELA: ¿Tiene
ticket de envases, señor? Que te dijo, te pregunto, ¿qué?
CARLOS: Es
que no estábamos solos, justo apareció Yésica.
DANIELA: Siempre,
la loca esa. Si, enseguida se lo marco,
señor.
CARLOS: Me
parece que se lo quiere levantar, si no se lo levantó, ya.
DANIELA: Disculpe…son
temas del trabajo. ¿Bolsas ecológicas?
CARLOS: En
el almuerzo bajá al baño y te cuento
bien. (Se va)
COCODRILO: ¡Es
la semana de la ternura en el hiper…declarada por su cocodrilo amigo! Un
folleto y un caramelito para el señor…¡Ay, pero que chiquito mas hermoso! Un
caramelito para vos y un folleto para la mamá…Artículos de ferretería es por
allá, señor. ¡Buen día, buen día! ¡Que tarde que hacemos las compras
hoy!...¡Hola, buen mozo! No la degustación de fernet es al mediodía, vení y te
invito vasitos generosos…¡Semana de la ternura en el hiper, declarada por su
cocodrilo amigo…un caramelito para la nena, un folleto para la abuela!
(Daniela llega al lugar donde almuerzan, es la lado
del baño. Carlos está comiendo vorazmente una hamburguesa con papas fritas, hay
una botella de gaseosa a medio consumir, cerca.)
CARLOS: ¿Que
trajiste?
DANIELA: Nada,
no tengo hambre.
CARLOS: Hay
que comer, negra. No solo de amor vive el hombre…ni la mujer.
DANIELA: ¡Que
sabrás vos del amor!
CARLOS: ¡Yo
sé…yo sé!
DANIELA: ¿Como
fue la conversación?
CARLOS: ¿Qué
conversación? ¡Ah, con Medina, decís! Bien, todo bien.
DANIELA: ¿Cómo
fue?
CARLOS: Bueno…a
ver… yo le pregunté si jugábamos el viernes a la noche, porque es el día que no
tengo el reemplazo en la guardia nocturna. El me dijo que sí, que ya teníamos
reservada la cancha. A él le gusta jugar conmigo porque vamos los dos atrás.
Zagueros centrales, somos. Y aunque no creas, te hacha sin asco el flaco, así
como lo ves. Bien duro es y eso que ya está grande. Buena pareja hacemos, así
que él arregló para que jugáramos el viernes.
DANIELA: ¡De
lo mío! ¿Qué te dijo?
CARLOS: ¡Bueno,
pará! No iba a sacarle el tema así, de la nada. Charlamos un rato mas del
equipo porque andamos con el mediocampo flojo. ¿Papas, querés?
DANIELA: ¡Seguí!
CARLOS: Atrás
estamos bien, pero no hay quien abastezca a los de adelante…¿y qué le parece el
zurdo Marcos de carnicería, en el medio…el que fue “empleado del mes” el mes
pasado? Le tiro yo, digamos, así como un pase entre las líneas para que él
pique al vacio… Y vos sabes que le gustó la idea. Tenés razón, me dijo, ese
puede andar…
DANIELA: ¿Y…?
CARLOS:
Y bueno, además es buen tipo, le digo yo, y laburante, por algo salió empleado
del mes…si, me dice, esta tarde lo mando a llamar para decirle. Y ahí aprovecho
yo y le digo.
DANIELA: ¿Qué…que
le decís?
CARLOS: Así
como al pasar le digo: supongo que no saldrá empleado del mes otro de
carnicería ahora, ya van tres de esa sección…no, me dice, me parece que este
mes le toca a la línea de cajas, las chicas están trabajando bien…
DANIELA: ¿Eso
es todo? ¿Ahí se terminó tu charla?
CARLOS: ¡Que
impaciente sos! Y si…hay algunas que ponen mucho empeño, le digo yo. Sí, hay
algunas que se quedan haciendo horas extras de noche, me dice y me guiña el
ojo…¡Me guiña el ojo, negra! ¿Me entendés? Ahí me doy cuenta que estaba hablando
de vos. Y justo que lo iba a encarar y le iba a decir que me diga de frente,
llega Marta para que le firme un permiso de salida porque no se qué urgencia
tenía, entonces me dice: Volvé al laburo Carlitos que tengo que atender a la
señorita y cuidate para el viernes, no hagás desarreglos, me dice y me sonríe y
me vuelve a guiñar el ojo y cierra la puerta. Ahí me cayó del todo la ficha.
DANIELA: ¿Qué
ficha?
CARLOS: Que
se refería a vos.
DANIELA: ¿A
vos te parece?
CARLOS: Confiá
en mi, negrita. Yo sé porque te digo. Me habló como de hombre a hombre que
tienen sus secretos ¿me entendés? Tenés que comer algo, Daniela.
(Baja la luz. El cocodrilo avanza con su puestito
móvil, luz sobre él. Daniela ha vuelto a su caja.)
COCODRILO: ¡Los
últimos vasitos del día! Sirvase, señor, es el nuevo fernet que está de oferta en
la tercera góndola de la izquierda. ¿Un fernet para la señorita? Le va a
alegrar la vuelta a casa.
UNA VOZ: (Música)
Comunicamos a nuestros distinguidos clientes que en cinco minutos, cierran las
cajas. Les agradecemos habernos elegido y los esperamos nuevamente. Muchas
gracias y hasta mañana(Música)
COCODRILO:
¡El trago del estribo! El nuevo fernet, señor, suave y con un leve gusto a
menta. Si le gusta, la oferta incluye una botella de coca cola de dos litros,
totalmente gratis. ¡Llegue a su casa con un regalito para la patrona…
sorpréndala!
(La luz cambia. El salón ha quedado vacío, solo está
Daniela en su caja. Música. Ella se descalza, canta y baila.)
Hay días en la vida
en que todo cambia
vira, gira, baila
y se transforma
La lagrima ya no es lágrima
y se renueva, resucita
vuelve la esperanza.
Cambia la mueca,
la tonta sonrisa,
la fortuna cambia.
Se da vuelta la baraja
todo, todo se transforma.
De noche y encerrada
el sol me da en la cara,
camino en la arena
bailo en la playa.
La lágrima ya no es lágrima
Se renueva, resucita
Vuelve la esperanza.
(Con el final de la canción, entra Carlos, ahora
vestido de guardia nocturno.)
CARLOS: ¡No,
negrita, aquí no…andá al depósito! Vos querés que me quede sin trabajo. Vení…yo
te ayudo ¿Dónde dejaste los zapatos? (Sonido de la radio.) Lo copio, jefe, lo
copio. En la línea de cajas, camino al depósito…bien jefe. ¿Ves? Escucharon el
quilombo que hacías. Andá. (Ella sale. El se queda ordenando el lugar.) ¿No me
podía tocar una más normal, digo yo? Mirá como quedó esto…encima parece que
Medina se dio cuenta, menos mal que no sonó la alarma.
DANIELA: (Ya
en el depósito.) ¿Dónde estás amiga?
Rata…ratita (mueve algunos paquetes.) Aquí hay huellas…por aquí anduviste,
gordita. ¿Y tus hijos? Te los llevaste a un lugar mas seguro ¿no? Vení que te
cuente…hoy estoy feliz ¿sabes que quizás dentro de poco me vaya de aquí?
Aparecé…mirá que en una de esas no nos vemos mas.
RUBIO: (El
de siempre, esta vez muy elegante y con una
valija en la mano.) Danielle… nuestro
vuelo está por partir.
DANIELA: Si,
amor mío. Solo unos segundos, estoy despidiéndome de una amiga.
RUBIO: Aquí
te espero, pero apresúrate.
DANIELA: ¿Ves?
¿Ves que me tengo que ir? Bueno…espero que seas feliz en tu paraíso. Ya sabes
que a mi mucho no me gusta pero…bueno, te tiene que gustar a vos y yo entiendo
que es el mejor lugar para tus hijitos. Saludalos de mi parte…
RUBIO: Danielle…
DANIELA: Si…voy.
Adiós, ojalá volvamos a vernos, alguna vez…en otro lugar.
(Camina, toma de la mano a su enamorado que la conduce
hasta dos cajones de gaseosa, donde se sientan.)
RUBIO: Por
aquí. Ya despaché nuestro equipaje.
DANIELA: ¡Este
avión es inmenso! No me imaginé que viajara tanta gente. ¿Cuantas personas
habrá?
RUBIO: Aquí,
en primera clase, unos ochenta pasajeros y en clase turista, deben ser unos
trescientos, o más.
DANIELA: ¡Que
impresionante!
RUBIO: Abróchate
el cinturón que vamos a despegar.
(El avión parte.)
DANIELA: (Entre
asustada y divertida) ¡Huy, que miedo!
RUBIO: No
debes temer, amor. Este avión es seguro, además estás conmigo.
DANIELA: ¡Estamos
volando! Que emoción…nunca hubiera soñado subir a uno de estos.
RUBIO: ¿No?
DANIELA: No.
Yo los miraba pasar desde el patio de mi casa y me preguntaba cómo sería estar
ahí, en ese puntito entre las nubes…
RUBIO: Y
ahora estas volando…me encanta tu candor, Daniela.
DANIELA: ¡Mirá…que
chiquito se ve todo!
RUBIO: En
unos minutos solo veremos nubes…
UNA VOZ: “Señores
pasajeros, el capitán de la nave, señor Nicolás Medina, les da la bienvenida.
Esta compañía les agradece habernos elegido para su viaje a Nueva York, en unos minutos el personal de cabina pasará
a ofrecerles un refrigerio. Esperamos que disfruten de su vuelo. (Repite el
texto en inglés)
DANIELA: ¿Cuanto
tiempo estaremos en Nueva York, amor?
RUBIO: Solo
unos días, los suficientes para que yo cumpla con mi contrato y tu conozcas
algunos lugares.
DANIELA: ¿Cuáles?
RUBIO: El
Central Park, por ejemplo, es estupendo en esta época del año. El color de las
hojas es de un dorado intenso y podremos pasear bajo el tímido sol del otoño.
(Se acerca Carlos, ahora es personal de cabina del
avión, esta vestido como tal.)
CARLOS: (Se
miran) ¿Tea…coffee?
DANIELA: No,
gracias.
RUBIO: Café
para mi, por favor.
CARLOS: Another
thing, madam?
DANIELA: No quiero nada.
RUBIO: Debieras
comer algo, amor.
CARLOS: (Sonríe y asiente, cómplice.)
¿Madam?
DANIELA: ¡Nada! ¡No quiero nada! ¡Nothing,
nothing!
(Carlos,
sonríe y sale.)
RUBIO: No trataste bien a ese hombre,
amor.
DANIELA: Lo siento, es que no me gusta su
cara, me recuerda a alguien.
RUBIO: Está bien, tranquilízate.
¿Notaste que su inglés era terrible?
DANIELA: Si, terrible… ¿donde más iremos?
RUBIO: Al teatro. Es imposible, pasar
por Nueva York y no ir al teatro. Te prometo un musical en Broadway y una cena
en un pequeño restaurante italiano que conozco.
DANIELA: ¡Me siento tan bien contigo,
George!
RUBIO: Luego iremos a Miami, donde
nos conocimos. ¿Recuerdas la playa?
DANIELA: Es imposible para mi olvidarla,
George. Es el lugar donde fui más feliz en toda mi vida.
RUBIO: Insisto en que debes comer
algo, Danielle.
DANIELA: No quiero ver de nuevo a ese
hombre, George, no sé porque pero me trae malos recuerdos.
RUBIO: Descuida. Traeré algo yo
mismo, seré tu camarero.
(La
besa en la mejilla y sale.)
DANIELA: (Cierra los ojos) ¡Oh,
George…George!
(La
luz cambia y luego de unos instantes entra Carlos, es de nuevo el guardia
nocturno.)
CARLOS: (Buscando con su linterna.)
¿Daniela…? ¿negrita?
DANIELA: ¡La puta que te parió!
CARLOS: (Asustado) ¡Eh! ¿Qué pasa?
DANIELA: ¿Por qué tenés que aparecer
siempre así?
CARLOS: ¿Así como?
DANIELA: Justo cuando no tenés que
aparecer. Justo en el momento menos indicado.
CARLOS: Vine a hacerte compañía. No
quiero dejarte sola.
DANIELA: No quiero tu compañía.
CARLOS: Estamos solos, el jefe se fue al
boliche de la esquina. Va a demorar un buen rato…¿No querés que…?
DANIELA: ¿Nunca entendés, no? Quiero estar
sola.
CARLOS: (Ofendido) Bueno…si preferís estar
sola, con las ratas…
DANIELA: Si. Dejame con las ratas.
CARLOS: (Saliendo) ¿Ves? Siempre me
tratas mal, siempre. Un día de estos me harto y vas a ver que me vas a andar
buscando después. (Apagón)
(Cuando
vuelve la luz, es de día en el salón de ventas en plena actividad. Entra el
cocodrilo en patines)
COCODRILO: ¡Buen día…buen día! Su
cocodrilo amigo sobre ruedas…¡Hola, señora! En un ratito comienza la hora de
las promociones increíbles…¡Hola…buen día! Hoy hay regalitos para todos…pero
por sobre todo para los hombres sobre ruedas…como yo…¡Cincuenta por ciento de
rebajas sobre artículos de limpieza para su auto! ¡Hola…hola! El cocodrilo
rodante hoy regala champues para autos. ¿Tenés auto? ¿No? ¿Motocicleta? Tenemos
esponjitas especiales para lavar motocicletas.¡ No te las podés perder! (A
Daniela que entra para ocupar su lugar en la caja)Hola, hermosa. Llegas
temprano hoy. Tengo chismes fresquitos, fresquitos…¡Hola señor!…¡con la llave
en la mano! Tiene un hermoso tutú, seguro…un secretito: hoy regalamos casi al
costo los champues para que su auto quede como nuevo. (A Daniela) ¿Ya viste la
pizarra de empleados? Te vas a llevar una sorpresa…¡folleto para el señor!
Tenemos la nueva empleada del mes…¡hola señora!…para que le lleve a su marido
un lava lustre para su auto…hoy el cincuenta por ciento de descuento (Daniela
esta por sentarse en su lugar en la caja pero se detiene.) ¿A que no sabés
quien es? Folletito, señor…Ta tán ta
tán…suspenso…¡Marta Fernández por tercera vez!
Por tercera vez…no se puede creer. (Sin prestar demasiada atención a
Daniela, que se detiene lívida.) Justo ella que se va a la hora que quiere,
siempre le pasa algo, siempre pide permiso…¡Un folleto para el señor! Hoy su
auto está de fiesta, hoy todo para lavar y lustrar su auto con un cincuenta por
ciento de descuento…Mirá a mi me parece que aquí pasa algo, algún acomodo
tiene…(Daniela tira con violencia el rollo que iba a cambiar a su caja
registradora y corre a encerrarse en el baño.)
CARLOS: (Entrando)¡Eh! ¿Qué pasó?...¿que
le hiciste?
COCODRILO: Nada…juro que…no sé. No
entiendo.
CARLOS: Que no se haga la loca en el
salón delante de los clientes que la van a suspender. Algo le dijiste.
COCODRILO: Le estaba contando de la
nueva empleada del mes.
CARLOS: ¿Ya está?
COCODRILO: Claro. ¿No viste la pizarra?
CARLOS: No.
COCODRILO: Marta Fernández por tercera
vez en el año.
CARLOS: ¡Marta! ¿La Marta? ¿Estás seguro?
COCODRILO: Decía en la pizarra.
CARLOS: ¡Que pelotudo!
COCODRILO: ¿Yo?... ¿Por qué?
CARLOS: No, yo. ¡Yo!
COCODRILO: Ah, bueno, si, ya se… ¿por
qué?
CARLOS: Porque nunca me doy cuenta de
nada…con razón me guiñaba el ojo…
COCODRILO: ¿Quién? ¿Marta, te guiñaba el
ojo? Te tiraba onda.
CARLOS: No, boludo, no. Medina…
COCODRILO: ¿Medina te tiraba onda? ¡Te
vas para arriba, Carlitos! ¡También con esa boca mi negro…!
CARLOS: Vos tampoco entendés nada. ¿Ves
porque vas a seguir de cocodrilo toda la vida? (Va hacia el baño.)
COCODRILO: Ya sospechaba yo del negro
este…y después anda haciéndose el supermacho por el salón. ¡Hola! ¿Tenés moto?
¡El cocodrilo rodante te regala una esponjita especialmente diseñada para lavar
motos! ¡Hola…holita! Te llevas el lavalustre y el cocodrilo te regala la
esponjita. Señora… ¿le rayó el auto a su marido y no quiere que él se de
cuenta? El lápiz mágico que elimina los rayones está en la góndola ocho. Cincuenta por ciento de descuento solo por
hoy.
(Carlos,
parado al lado de la puerta del baño.)
CARLOS: Perdoname, Daniela…yo entendí
mal. Te juro que yo estaba seguro que hablaba de vos. Como me iba a imaginar
que…Pero si vos te quedabas después que todas se iban a enseñarles a las
nuevas…¿Quién hace eso, decime? Ninguna. Sos muy buena, vos. Como me iba a
imaginar que la Marta se quedaba después de hora y él la “atendía” en la
oficina. Se refería a eso cuando hablaba de algunas que hacían horas extras de
noche y me guiñaba el ojo…yo sinceramente creía que…
DANIELA: Yo creía…yo creía…¡pelotudo!
CARLOS: Está bien, acepto. Hoy te acepto todo lo que quieras decirme…soy
un estúpido, la verdad o un pelotudo como vos decís. Pero que te lo merecías,
te lo merecías. Nadie había trabajado como vos este mes. Siempre buen trato con
los clientes, yo te estuve observando todo el tiempo, no creas que no. Siempre
la sonrisa…la supervisora me decía…
DANIELA: Andate.
CARLOS: No llorés, negrita.
DANIELA: No lloro. Andate.
CARLOS: Tenés que abrir la caja…vas a
tener problemas.
COCODRILO: (Entrando) Ya avisé que está
descompuesta. Puede irse. Dale, Danielita, me estoy meando.
CARLOS: Tenés que irte, te van a mandar
el médico a la casa.
(Daniela
abre la puerta lentamente y sale en silencio.)
COCODRILO: Gracias, Dani, ya no daba
mas. (Ella va a salir) Esperá, falta el besito de cocodrilo. ¡Mua! No dejés que
esta estupidez te ponga mal, Dani…vos y yo sabemos que no es importante.
DANIELA: Para mi era
importante…fundamental. Ahora no se qué voy a hacer.
COCODRILO: Tomate una pastilla y dormí.
Mañana será otro día.
DANIELA: Otro día igual.
COCODRILO: Y…si. A menos que ocurra una
catástrofe, aquí nada cambia demasiado.
DANIELA: Chau, Coco.
COCODRILO: Nos vemos mañana, Dani.
CARLOS: ¿Me perdonas, negrita?
(Ella
sale sin mirarlo.)
COCODRILO: (Mientras orina) Dejala en
paz, ya se le va a pasar.
(Apagón.
Música y la grabación del final del día en el hipermercado.)
UNA VOZ: (Música)
Comunicamos a nuestros distinguidos clientes que en cinco minutos, cierran las
cajas. Les agradecemos habernos elegido y los esperamos nuevamente. Muchas
gracias y hasta mañana (Música)
DANIELA: (En
algún lugar indeterminado, habla por teléfono.) Si, Daniela, la cajera ¿se
acuerda de mi, no?…todo bien… ¿y usted?...¿estamos en el aire? No, no tengo la
radio. ¿Triste? Un poco, si. Es que lo llamo para contarle que no voy a llamar
mas. No…es que me voy. ¿Ah, se acuerda? ¡Qué memoria! ¿Ve? Eso me gusta de
usted, que se acuerda de las cosas que la gente le cuenta. Bueno, me voy con
él. Y, si… es muy difícil vivir separados. Usted dice siempre que no es bueno
que la mujer esté sola, que no es bueno quedarse sin cumplir con los sueños…bueno,
eso me ayudó a decidir, por eso también lo llamo para agradecerle. No, no tengo
mucho que extrañar. Una amiga solamente, que es de mi trabajo…si, en el
depósito. A veces…a la noche la veo. Tiene hijitos, ella…si claro, todo el día
ocupada, pero vive en su paraíso, ella. Lo que más le importa es que a sus
hijitos no les falte nada, y eso lo tiene así que…Bueno, gracias por todo, por
escucharme y por ayudarme…bueno…adiós, un beso a usted y a todos los solos que
nos escuchamos gracias a usted. Chau.
(Apagón. En la oscuridad se escuchan las primeras
frases de Carlos)
CARLOS: ¡Ay,
negra, que bueno…que bueno…¡No, pará…pará!...despacito…así… (Cuando la luz sube
Daniela de espaldas arrodillada está haciéndole una fellatio a Carlos apoyado
contra la puerta del baño.) Ay, negrita, vos sabes que siempre…que yo…juro que
no quería…ay negra…
DANIELA: Callate
un poco ¿querés?
CARLOS: Si,
si, discúlpame…seguí nomás. Es que no entiendo porque…
DANIELA: Porque
quiero. No hablés mas.
CARLOS: Si…es
que yo no te pedí…sos buena…ay…sos muy buena, me encanta…ay , negrita…ay. (Acaba)
DANIELA: (Incorporándose)
Vos también sos bueno, no entendés nada pero sos bueno.
CARLOS: Pero…¿por
qué…?
DANIELA: Porque
quería y porque por lo menos una sola vez en la vida quiero hacer lo que yo
quiero, no lo que quieren los otros ¿entendés? (Carlos la mira) No, ya sé que
no entendés.
CARLOS: La
verdad es que…
DANIELA: También
porque me voy. Tomalo como mi regalo de despedida.
CARLOS: ¿Renuncias?
DANIELA: De
alguna manera, si. ¿Me acompañas a despedirme del público, en el salón?
CARLOS: ¿Del
público? ¿Qué estás por hacer? Mirá que te pueden suspender si no mantenés el
trato amable pero cuidadoso con el…
DANIELA: Acompañame.
(Gritando al cocodrilo que mira de lejos) Coco, ¿me acompañas?
COCODRILO: Adonde
usted vaya, princesa.
(Daniela se sienta a la caja, sonríe.)
DANIELA: Buen
día, señor! ¿Como va a abonar, de contado o con tarjeta? Muy amable,
señor…¿tarjeta de sumar puntos? Si, señor. ¿me permite su tarjeta de puntos? Muchas
gracias, señor, es muy útil su tarjeta de puntos, muy útil.
(Con una amplia sonrisa Daniela se corta las venas con
la tarjeta de puntos y de sus muñecas no
sale sangre, sino un líquido verde fluo. Nada debe ser dramático. Mientras eso
pasa, sube a la cinta transportadora de mercadería y canta con Carlos y Coco.)
Si señor, se agotó, se terminó
Llegó el día de marchar
La estúpida tristeza caducó
Llegó el día, es el final.
Donde vas, princesa, donde vas?
Hacia el sol, busco el sol
No quiero más luces de neón
Donde vas, princesa, donde vas?
A buscar la lluvia que moje mi cara
En la calle, en la playa, igual da
Si señor, se agotó, se terminó
Llegó el día de marchar
La estúpida tristeza caducó
Llegó el día, es el final.
Donde vas, Daniela, donde vas?
A un sitio sin sueños con dueños
A un lugar sin miedo, sin dolor.
Donde vas, Daniela, donde vas?
A ese túnel largo y oscuro
A esa luz que anuncia el paraíso
A la playa que me espera
Al sol, al mar, al mar
Si señor, se agotó, se terminó
Llegó el día de marchar
La estúpida tristeza caducó
Llegó el día, es el final.
(Apagón final)
Rafael Nofal
Tucumán, Mayo de 2012
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