miércoles, 29 de julio de 2015

                                        EL TIEMPO DE LAS MANDARINAS en Formosa

martes, 28 de julio de 2015

Y un día su olor cambió (Direc. Manuel Maccarini)

                    En la imagen Indio Armanini y Tuly Lopez (Teatro Alberdi- Tucumán)

2014

DIRECCION TEATRAL 2014
Regularizaron :

EL CONDE DE MALUCO

EL CONDE DEL MALUCO
Monólogo de Rafael Nofal basado en la novela MALUCO de Napoleón Baccino Ponce de Leon

Una flauta trae sones del lejano medioevo español. La luz sube lenta sobre un anciano que sentado a una mesa rústica cubierta por un viejo mantel relee lo que acaba de escribir. El mobiliario es completado solo por un arcón de madera de donde aparecen casi mágicamente, los pocos elementos que le servirán a Juanillo para contar su historia.

JUANILLO:   En el año de la Encarnación de Nuestro Señor Jesucristo de 1519, yo, Juanillo Ponce, natural de Bustillo del Páramo, en el reino de León, me vine con mi señor, el Conde don Juan, a su señorío en Monturque, vecino a Córdoba, la infiel. Y como quiso la suerte que aquel gran señor, el mas generoso y amable de los amos, a quien Dios tenga en el purgatorio, que la lujuria es un pecado menor, muriese a las pocas semanas en los brazos de Eros, por así decirlo, que tan esforzado era en la guerra como en el amor, y no menos animoso pese a sus años; determiné venirme a Sevilla a ejercer mi oficio de truhán y tener así ocasión de probar suerte en las Nuevas Indias descobiertas ha poco, por el Almirante. Y estando en esta ciudad de los reinos de vuestra Merced, divirtiendo con mis artes a la chusma marinera por un mendrugo, supe que se preparaba una expedición al Maluco, y decidí probar suerte en ella.

Y UN DIA SU OLOR CAMBIÓ




Y UN DÍA SU OLOR CAMBIÓ




de

Rafael Nofal





Personajes: 1-Él, que cuida la calle.
                 2-Ella, la mujer que no duerme.
                 3-La mujer con perdigones.


Cruce de dos calles de barrio. Es de noche. Algunas ramas, cubiertas de automóvil, un viejo colchón doblado y otras cosas bastante insólitas arman una especie de barricada. Un hombre joven, solo, con  una vieja escopeta en la mano y un machete en la cintura, vigila mirando por encima del parapeto. Es claro que su relación con las armas es poco frecuente . Tiene una linterna y en algún lugar esconde una botella de una bebida alcohólica a la que acude de vez en cuando.

Los testimonios son en algún lugar indeterminado del espacio escénico.

I
TESTIMONIO DE LA MUJER QUE NO DUERME:                 
No tengo demasiado para decir. Lo hecho,  hecho esta.



II
EL:     (Habla por teléfono celular) No hay problema…aquí me quedo. Solo, si. No…si se acercan los cago a tiros, no te preocupes. Si, yo hago el aguante, pero cuando puedan manden a alguien. Por aquí no van a pasar. (pausa) Todo tranquilo. Los vecinos están encerrados en las casas. (Corta.) Se ha puesto fresco, carajo.
(Ordena todo como para pasar una larga noche de vigilia. Es meticuloso. Se sienta a esperar en algún elemento que forma parte de la barricada pero no puede estar quieto. Camina y trata de adivinar  algún movimiento en la noche. Algo que pasa sobre su cabeza, lo asusta.)

¿Qué mierda es eso? (Aferrado a su arma) ¡De nuevo! Parecen pájaros…¿pero qué pájaros van a andar de noche? ¿Serán murciélagos? Son muy grandes para ser murciélagos…Bichos de mierda, ni se los ve, solo la sombra y el chillido.


III
TESTIMONIO DE LA MUJER CON PERDIGONES:
¿Por qué no puedo hablar? ¿Por estos estúpidos agujeritos? ¿Y que tiene que ver? Yo necesito hablar. Aquí hay algo que está mal y no quiero irme sin saber que es. Todos tenemos que hablar. El silencio es malo. El silencio engorda rencores, anuda malos entendidos. Hace crecer tumores en el interior de los cuerpos. El silencio arrastra dolores hondos y oscuros, pesados como carros. El silencio es malo porque en algún momento todo explota,  como ese auto que estalló hace años frente a la casa de la Rosa, en las épocas malas del país. Las paredes chorreaban aceite y sangre, había pedazos de cosas y de gente desparramadas por todos lados. -Así debe ser cuando el silencio estalla- me acuerdo que pensé, mientras trataba de contener el vómito. Durante años me quedó esa imagen en la cabeza y de la única manera en que pude no digo olvidarla, porque esas cosas no se olvidan, sino no sentirla tan terrible, es hablando sobre eso. Esto que pasó aquí también es terrible y hay que hablar…para que la pena y el odio se alivianen, hay que hablar.