martes, 4 de junio de 2013

SIEMPRE NOS QUEDARÁ PARIS





SIEMPRE NOS QUEDARÁ PARIS




                                       En la oscuridad se escucha la grabación de las ofertas del día de un hipermercado: Música y “Aproveche nuestras maravillosas ofertas, solo por hoy, con el quince por ciento de descuento con todas las tarjetas de débito y el diez por ciento de descuento con tarjetas de crédito, usted puede acceder a una variada gama de aparatos de gimnasia. Compruébelo en nuestra sección deportes, pasillos catorce y quince. Con cada compra le regalamos un suplemento dietario. Aproveche, modele su cuerpo en casa y a un precio incomparable.” Queda flotando en el aire  música melódica electrónica, fría e impersonal, en algún lugar a la vista hay una imagen de cartón, tamaño natural de un modelo rubio, sonriente,  de cuerpo musculoso, es publicidad del suplemento dietario que se regala. Lo que sigue son pantallazos en distintos sectores del salón de ventas del hipermercado:

DANIELA:              (Cajera del hipermercado) Buen día, señora. ¿Paga en efectivo o con tarjeta?  ¿Tarjeta de puntos? ¿Algún documento? …Si, muy amable, señora…perdón, tiene que hacer pesar esto en verdulería…¿No lo lleva? Bien, lo dejamos aquí, señora. (Acciona la luz de llamada de la caja. Entre dientes) Por dios…me estoy meando.
 EL COCODRILO:    (Promotor con disfraz de gomaespuma) ¡Buen día…buen día! ¿Quiere probar la exclusiva mayoliva, señor? (Unta una galletita) La exclusiva mayonesa con aceite de oliva extra virgen. ¿Riquísima, verdad? La encuentra en la tercera góndola, pasillo de la derecha. ¡Hola, hola! El cocodrilo amigo les trae hoy la mejor mayonesa del mundo, cero colesterol, cero triglicéridos.
CARLOS:               (Es repositor de mercadería. Ordena artículos en estantes.) Bajas calorías aquí, normales aquí. Bajas calorías aquí, normales aquí…(A un cliente)Si, señor…el azúcar esta en aquel pasillo, sector comestibles, señor. No es nada, señor. Vencimiento quince del once adelante, vencimiento treinta del once atrás…(Cuenta) Uno, dos, tres… mmm…dieciocho botes del treinta, uno…dos…tres…mmm…doce del quince…
DANIELA:              ¿Quiere cajas o bolsas ecológicas? ¿Tiene algún documento o su carnet de manejo?  (A la supervisora)Necesito ir al baño. (A la clienta)El sistema esta lento, le pedimos disculpas. (Supervisora)Cinco minutos. (Clienta)Gracias por elegirnos señora, la esperamos nuevamente…
EL COCODRILO:     ¡El cocodrilo de la suerte, señora! Elija un numerito (Acciona una ruleta) Hoy puede ser su gran día, amiga. ¡Ahí va! Gira y gira la ruleta del cocodrilo y…y… ¡Si…si! Se ganó dos botes de mayoliva, señora. La felicito. Cero colesterol, cero triglicéridos, la buena salud en su casa, los chicos sanos y el maridito sin panza, señora. A ver… a ver…¿Quién mas prueba su suerte, hoy?
CARLOS:               Ultima fila…light… ¡ah, esto va aquí! Buen día, señor, no…no sabría decirle, señor, me parece que al whisky hay que pedirlo en la caja. Es que soy personal externo, señor, perdone. Nueva fórmula… nueva fórmula… ¿y esto donde mierda va? Mmm…mejor voy al baño y de paso pregunto.
DANIELA:              Cobramos hasta el señor, la caja cierra unos minutos. Disculpe señora. Buen día, señor ¿paga con efectivo o tarjeta? ¿tarjeta de puntos?      No, señor, hoy es el día de descuentos en artículos deportivos, limpieza es los jueves. Mañana, alimentos congelados. Ciento dos con cincuenta. Gracias, señor. Su vuelto. Lo esperamos nuevamente.
EL COCODRILO:     ¡Ultimo tiro de su ruleta de la suerte!
CARLOS:               ¡Ultima caja y termino!
DANIELA:              ¡Ultimo cliente…!

EL TIEMPO DE LAS MANDARINAS



                                                               


“EL TIEMPO DE LAS MANDARINAS”





Rafael Nofal



“EL TIEMPO DE LAS MANDARINAS”
(El orden de las escenas es solo una sugerencia, puede ser modificado por quienes trabajen sobre este material.)

DOS CHICAS EN UN PARQUE
(Una está sentada en un banco, otra se acerca.)

UNA:              ¿Vas a estar mucho aquí?
OTRA:            No se…un par de horas, quizás. ¿Por…?
UNA:              No, por nada…  ¿Esperás a alguien?
OTRA:            Si, es decir no…¡Bah!…no se.
UNA:              Yo, si. Espero a alguien.
 (Silencio.)
OTRA:            Me parece que te conozco de algún lado.
UNA:              Puede ser, no es tan grande la ciudad. ¿Dos horas vas a estar?
OTRA:            Mas o menos. (Por el bolso) ¿De viaje?
UNA:              No, es decir si...¡Bah!...no se.  (Ríen)  Es lindo este parque… ¿venís siempre?
OTRA:            No, antes venía. Tenía una amiga que vivía cerca y nos encontrábamos aquí. Desde chicas.
UNA:            Yo no tengo ninguna amiga de cuando era chica. Nos mudábamos seguido, por el trabajo de mi viejo.  Bancario. Cuando se jubiló nos quedamos aquí.
OTRA:           Debe ser lindo eso de vivir en distintos lugares. Yo siempre viví aquí. Siempre en esta ciudad.
UNA:            No te gusta.
OTRA:          No…no digo eso pero, a veces me dan ganas de irme, tener otras experiencias…conocer  otra clase de gente.
UNA:             A esta edad puede ser, cuando podés  elegir  irte. Cuando sos chica, no. Es feo dejar amigas, barrio, escuela y empezar de nuevo cada vez.
OTRA:          ¿Te vienen a buscar?
UNA:             Si.
OTRA:          Tu novio.
UNA:             Si. ¿Cómo sabés?
OTRA:           No sabía. Pero no es difícil darse cuenta.
UNA:              ¿No?
OTRA:           No. Estás ansiosa,  intranquila. ¿No estás segura de que venga?
UNA:            (Contesta con un gesto vago. Saca una bolsita de plástico con mandarinas.) ¿Querés?
OTRA:            Si, gracias. Mi primera mandarina de este invierno.
UNA:              Me gusta el olor de las mandarinas en invierno.

OTRA:            A mi me gustan las siestas con mandarinas en invierno.
UNA:             Y a mi me gusta calentarlas al sol en el invierno, antes de comerlas.
OTRA:           No, no te conozco. Te pareces a Cecilia. Bah…no se si te parecés, pero me hacés acordar a ella.
UNA:             ¿De quien hablás?
OTRA:           De Cecilia, la amiga con la que nos encontrábamos aquí. Ella también ponía sus mandarinas a calentar al sol mientras conversábamos.
UNA:              Eran muy amigas, ¿no?
OTRA:            Si. De chicas decíamos que nos adivinábamos el pensamiento. Y era cierto, siempre nos mirábamos y sabíamos que estaba pensando la otra. ¿Nunca te pasó?
UNA:              Si, con una sola persona. ¿No la ves mas?
OTRA:            No. (Larga pausa) ¿Cuántos años tenés?
UNA:              Veintitrés.
OTRA:            Si querés puedo sentarme mas allá, en aquel banco. Digo por si a tu novio le molesta que estés con alguien cuando llegue.
UNA:                No, por favor quedate, acompañame.
OTRA:              ¿Tenés miedo?
UNA:                Me parece que si…un poco.
OTRA:              Cecilia también se fue de este parque.
UNA:                ¿Tu amiga? ¿adonde se fue?
OTRA:              No se…hace tres años a esta hora quedamos en encontrarnos aquí, en este banco…
UNA:               ¿Y…?
OTRA:             Llegó. Traía mandarinas en una bolsa, me las dio. –tengo algo que contarte-  me dijo - esperame, ya vengo- caminó hacia allá (señala hacia atrás del parque)  y no la vi nunca mas.

(Baja lentamente la luz.)