CALIGULA Y LA RÉVOLTE EN EL PENSAMIENTO DE ALBERT CAMUS
Cuando la profesora Aiziczon me propone trabajar sobre este tema, me pareció un desafío importante. ¿Qué se puede decir acerca de CALIGULA, del pensamiento de Albert Camus, que no haya sido abordado por autores con infinita mayor capacidad e instrumentación teórica como David Bradby, Mario Vargas Llosa, Herbert R Lottman o la misma doctora Celia A. de Franco?
Es por ello que decidí encarar este trabajo desde mi especialidad, el teatro, ya que si bien, para Camus nuestro arte era fundamentalmente un vehiculo de sus ideas, no es menos cierto que su amor por el teatro hizo que este trascendiera ampliamente esta sensación “utilitaria” de su producción dramática. Albert Camus, era un hombre de teatro, que duda cabe. Sucede que es tal la importancia de su pensamiento para el mundo contemporáneo, hoy mas vigente que nunca a mi entender, que ha tendido una especie de velo sobre el Camus, dramaturgo.
Si bien CALIGULA es una obra temprana, (Carlos Sainz de Robles afirma que fue terminada en 1938) puede advertirse en su estructura el profundo conocimiento de los recursos escénicos de su autor: El manejo de las tensiones internas, las salidas y entradas de los personajes, los efectos teatrales, el manejo del tempo-ritmo etc. dan cuenta de ello. Es mas, al leerla una y otra
vez, en ocasión de trabajar en su análisis para mi montaje con el Teatro Estable de la Provincia de Tucumán, tuve la sensación de que era una pieza escrita pensando en actores concretos, quizás los de su grupo argelino y con la mirada puesta en el movimiento escénico, es decir una mirada de director teatral, uno de los oficios de Camus. Pero comencemos por la fábula: Camus la resume así en un prólogo escrito en 1961: “Calígula, hasta entonces un emperador relativamente aceptable, advierte a partir de la muerte de Drusila, su hermana y su mujer, que el mundo no es satisfactorio. Desde entonces, obsesionado con lo imposible y envenenado por el desprecio y el horror, trata a través del asesinato y la perversión sistemática de todos los valores, de ejercer la libertad”. Por supuesto, esto contado de esta manera por Camus, escamotea a propósito algunos detalles fundamentales como por ejemplo que Calígula vive la circunstancia histórica de ser el poseedor del poder absoluto y eso le dará la posibilidad de tratar de instaurar la lógica de lo imposible; o que esa tarea lo llevará inevitablemente a la muerte. Es una fábula simple, de desarrollo clásico y muy bien contada. Según David Bradby, este es un “drama de personaje”, pero estamos ante la presencia de un personaje gigantesco, de un protagónico excluyente ya que salvo Cesonia, Escipión, Helicón y Quereas, a los que hay que concederles cierta entidad poética, el resto son casi meros actantes que justifican su existencia dentro de la obra, por ser solo elementos al servicio de la acción del protagonista. Pero ¿cuando hablamos de “personaje”, en que sentido lo hacemos? Obviamente no es un personaje en el sentido del realismo psicologista, con claras justificaciones internas a su accionar y donde se van encadenando las situaciones de causa y efecto tan caras al género, donde los “porqué” y “para que” de cada acción pueden ser encontradas por el actor que lo encarna, en el análisis de “la conducta” según la metodología stanislavskiana. Pero si tenemos que hablar de “personaje” en el sentido mas clásico del término, en el sentido del personaje trágico. Aristóteles afirma en su Poética que “los personajes no actúan para imitar los caracteres, sino que revisten los caracteres a causa de las acciones. De suerte que los hechos y la fábula son el fin de la tragedia, y el fin es lo principal en todo” y Patrice Pavis afirma en su diccionario del teatro que “la acción es la consecuencia secundaria, y casi superflua, de un análisis propio del carácter; el dramaturgo no se preocupa pues, de explicitar la relación de ambos elementos. Tal es la concepción clásica…” y es aquí donde empezamos a mirar a la obra que nos ocupa a partir de los elementos que la emparentan mas a la tragedia clásica que al drama moderno. CALIGULA es un personaje de esencia trágica, de clara morfología poética, que habla, explicita su posición ante la realidad que lo circunsda y acciona en consecuencia. “Hablar es actuar, el logos toma las funciones de la praxis y la sustituye. Toda la decepción del mundo se reúne y se redime en la palabra, el actuar se vacía, el lenguaje se llena.” Afirma Barthes. Calígula es sujeto de la acción y su objeto de deseo es expresado como la búsqueda de lo imposible, es el sujeto ideólogo y porta sobre si el concepto de “pensamiento-acción”, característico del personaje existencialista.
CALIGULA, BREVE ANALISIS DE SU SINTAXIS EN RELACION CON OTRAS OBRAS DE CAMUS
Veamos ahora en el desarrollo de la obra, su relación con los otros personajes, donde podremos visualizar con claridad lo que afirma la Dra. Aiziczon: “la obra de Camus forma un todo, en donde cada una recibe luz de las otras, se complementan y relacionan. Solo una lectura de su totalidad nos permiten una acabada comprensión de su pensamiento y de las etapas por las que pasó” y sin duda sobre CALIGULA echan luz, sobre todo obras como EL MITO DE SISIFO, EL HOMBRE REBELDE o LA PESTE.
Lo primero que llama la atención es que antes de comenzar con el texto de la obra, el autor aclara que entre el primer acto y los siguientes hay un intervalo de tres años. Este recurso y el de plantear la obra en escenas casi cerradas en si mismas, serán fundamentales a la hora de analizar el funcionamiento del nivel sintáctico de la historia.
En la primera escena del primer acto, los patricios dialogan entre si sorprendidos por la ausencia de su emperador y en no mas de una página y media varios de ellos repiten siete veces la palabra “nada”. El vacío existencial que esta lleva es evidente sobre todo para estos personajes, que mas adelante van a conformar el coro de los apestados, los que justo hasta aquí, es decir, al momento en que la obra comienza, se sentían seguros en su medianía, en la que ni siquiera se permiten sufrir demasiado. Reproduzcamos seis réplicas ejemplificadoras:
Primer Patricio: …¿eres capaz de sufrir mas de un año?
Segundo Patricio: Yo, no.
Primer Patricio: Nadie tiene ese poder.
Patricio Anciano: La vida sería imposible.
Primer Patricio: Tu ves bien las cosas. Fíjate: perdí a mi esposa el año pasado. Lloré mucho y luego he olvidado. De cuando en cuando, me entra tristeza. En resumen, nada.
Patricio Anciano: La naturaleza hace bien las cosas.
Es lógico que el cambio que se produce en su emperador, convierta a estos hombres de mediocridad absoluta en el coro de apestados cuando el se convierta en la peste.
Pero en la escena siguiente entra Quereas, uno de los personajes mas interesantes de la obra y claro antagonista de Calígula e inmediatamente después, Escipión personaje positivo por excelencia, y quizás el único sobre el que Camus por boca de Calígula, salva. (“…Eres de otro mundo. Eres puro en el bien como yo en el mal.” Le dice en la escena XIV del segundo acto). Notemos los puntos de contacto entre Escipión y Kalyayev, el joven poeta de LOS JUSTOS. A partir de aquí vamos a ver a Calígula en acción, es decir un personaje “en acto”, pero que acciona con una lógica que los que lo rodean no alcanzan a comprender: a Helicón le pide la luna; ante el asombro de Cesonia y Escipión y el Intendente, elabora un plan para que el estado herede a los ricos romanos justificándolo con un brillante razonamiento que parte de premisas absurdas desde el punto de vista político. Echa a Quereas de palacio luego de denostar a los poetas por mentirosos. Llora y se desespera ante la desconcertada Cesonia. También aprovecha Camus este primer acto para dejar planteado que era un “perfecto emperador” al decir de Quereas; “Era como hay que ser: escrupuloso y sin experiencia” dice el segundo patricio, y un buen hombre ya que pone en boca de Escipión lo siguiente: “ …Repetía a menudo que hacer sufrir era el único medio de equivocarse. Quería ser justo.” .Para cerrar gritando enloquecido que a partir de ese momento van a ver al único hombre libre del imperio. Encontramos en este acto tres momentos correspondientes a tres áreas de percepción y reflexión de lo absurdo señaladas en EL MITO DE SISIFO (Sigo aquí el análisis de la Dra. Aiziczon y J. Dubatti:
1.- El sentimiento de lo absurdo: El disparador es la muerte de Drusila, pero no por ser la mujer amada sino porque es “…solo la señal de una verdad que convierte a la luna en necesaria. Es una verdad muy sencilla y muy clara, algo tonta, pero difícil de descubrir y pesada de llevar” señala en diálogo con Helicón, para preanunciar lo que ha de suceder en el resto de la obra en el parlamento siguiente: Calígula: ¡Entonces es que todo, a mi alrededor, es mentira, y yo quiero que se viva en la verdad! Y justamente tengo los medios para hacerles vivir en la verdad. Pues se lo que les hace falta, Helicón. Están privados del conocimiento y les es necesario un maestro que sepa de qué habla.
2.- El razonamiento absurdo: Solo basta transcribir este diálogo.
Caligula: Piensas que estoy loco.
Helicón: Ya sabes que nunca pienso.
Calígula: Ya. En fin, no estoy loco, nunca he sido tan razonable. Sencillamente, he tenido de golpe necesidad de lo imposible. Las cosas, tal cual son, no me satisfacen.
Helicón: Es una opinión muy extendida.
Calígula: Es cierta. Yo no lo sabía antes. Ahora lo sé. Este mundo tal como está hecho no es soportable. Así que necesito la luna, la felicidad, o la inmortalidad; algo que quizás sea descabellado, pero que no sea de este mundo.
3.- Una ética absurda: toda la escena IX, con El Intendente es un ejemplo de ello. Tomemos solo un fragmento:
Caligula: Óyeme bien. Primera fase: Todos los patricios, todas las personas del imperio que dispongan de una fortuna -pequeña o grande, da lo mismo-, deben desheredar obligatoriamente a sus hijos y testar inmediatamente a favor del estado.
Intendente Pero Cesar…
Calígula: Aun no te he concedido la palabra. A medida de nuestras necesidades haremos morir a esos personajes según una lista arbitrariamente establecida. Cuando sea el caso, podremos modificar esa lista, siempre arbitrariamente. Y heredaremos.
Cesonia: ¿Qué es lo que te sucede?
Calígula: El orden de las ejecuciones no tiene en efecto, ninguna importancia. O mas bien: estas ejecuciones tienen todas la misma importancia, lo que quiere decir que no la tienen…..etc.
Intendente: Cesar, no te das cuenta…
Caligula: ¡Oyeme bien, imbécil! Si el erario tiene importancia, es porque la vida humana carece de ella. Todos los que piensan como tu deben admitir ese razonamiento y no dar valor a su vida, ya que valoran el dinero sobre todo….etc..
Notemos en este fragmento de la escena con El Intendente, además de la ética absurda, desde el punto de vista de la razón lógica, dos elementos que van a ser una constante en el personaje durante toda la pieza: 1.- el abierto desprecio por la vida humana y 2.- la capacidad del personaje para razonar en forma lógica y coherente a partir de premisas falsas.
Caligula ya ha pedido la luna, ya ha planteado la lógica de lo imposible, ya ha negado el amor en la escena con Cesonia del primer acto. A partir de allí va a humillar a los patricios,“los apestados”, en mas de una oportunidad. Va a decidir transformarse en LA PESTE. Va a hacer que Helicón hable irónicamente sobre la ejecución , la pena de muerte. Va a poner de manifiesto el desprecio, como una actitud filosófica. Va a negar la importancia de los dioses. Va a reírse de los poetas, para terminar reconociendo en el monólogo final que ha equivocado el camino. “No he tomado el camino preciso, no llego a nada. Mi libertad no es la buena” dice antes de lanzarse a los brazos de la historia. Sin duda en CALIGULA esta el embrión de todo el pensamiento de Camus. Recordemos que termina de escribirla a los veinticinco años, en 1938; mientras que EL MITO DE SISIFO se publica en 1943 (La Dra. Aiziczon sostiene que CALIGULA es esta, escenificada.) y L’ HOMME RÉVOLTÉ aparece recién en el año 1951.
CALIGULA Y LA RÉVOLTE
Veamos ahora en forma ordenada, los puntos de contacto entre L’HOMME RÉVOLTÉ Y CALIGULA y para ello voy a valerme en el primer caso de un ejemplar de Editorial Losada, publicado en 2007 en Buenos Aires, con traducción de Luis Echavarri, y en el segundo de un ejemplar de las obras completas publicado en Mejico por Editorial Aguilar y traducido por C. Sainz de Robles.
Ya en la introducción aparece el primer acerto que vamos a ver puesto en acto por el personaje: “El sentimiento de lo absurdo, cuando se pretende ante todo extraer de el una regla de acción, hace al asesinato por lo menos indiferente y, por consiguiente, posible. Si no se cree en nada, si nada tiene sentido y no podemos afirmar valor alguno, todo es posible y nada tiene importancia” . Esto guía el accionar de Calígula a partir del segundo acto, no hay remordimiento, por lo tanto puede matar sin ningún freno ético. Sus asesinatos son casi didácticos: “…Están privados del conocimiento y les es necesario un maestro que sepa de qué habla.” Afirma en la escena donde le pide a Helicon que le consiga la luna. Pero esta furia destructiva a la que lo conduce su “pasión por la vida”, implica una despreocupación por la muerte, lo que lo convierte en un suicida. “Suicidio y asesinato son aquí, dos aspectos de un mismo orden, el de una inteligencia desdichada que prefiere al sufrimiento de una condición limitada, la negra exaltación en la que cielo y tierra se aniquilan” (pag.14). De hecho, sabe que su destino final es la muerte, la espera y no huye a pesar del miedo que a último momento se manifiesta.
¿Es Calígula un “hombre rebelde”, un portador del espíritu de révolte? Veamos: Dice Camus que un hombre rebelde es un hombre que dice que no. “Pero si se niega no renuncia; es un hombre que dice si desde su primer movimiento….¿Cual es el contenido de ese “no”? Significa por ejemplo, “las cosas han durado demasiado” “hasta ahora, si; en adelante, no” (pag. 19). Y en este sentido aun a pesar de las contradicciones que a veces lo acercan peligrósamente al nihilismo, Calígula lleva en sí la sensación de révolte. A partir de la muerte de Drusila, dice “NO”, pero es un no que lo pone en acción, que lo hace pretender lo imposible, que lo hace luchar angustiosamente contra la mentira y la medianía que lo rodea. La conciencia nace con la rebelión. Pero se ve que es conciencia, al mismo tiempo de un TODO bastante oscuro y de una NADA que anuncia la posibilidad de que se sacrifique el hombre a ese todo. Recordemos el comienzo de la obra que señalo mas arriba, y la presencia obsesiva de la palabra “nada” entre los patricios. Y aquí conviene señalar la ausencia de resentimiento en Calígula, lo que acentúa su posición de hombre rebelde. Camus mismo cita a Scheler cuando dice que el resentimiento es una autointoxicación , la secreción nefasta, en vaso cerrado, de una impotencia prolongada. “La rebelión, por el contrario, fractura al ser y le ayuda a desbordarse. Libera oleadas que, de estancadas, se hacen furiosas.” (pag.24) Calígula no es ni resentido ni envidioso (la envidia es para Scheler un componente del resentimiento.) No tiene que ni a quien envidiar, lo que carga es una dura angustia filosófica que lo hace luchar desesperadamente contra la mentira y la hipocresía que lo rodea.
Esa mentira, esta siempre presente para Calígula en los dioses y su relación con los hombres. Dice Camus: “El hombre rebelde es el hombre situado antes o después de lo sagrado, y dedicado a reivindicar un orden humano en el cual todas las respuestas sean humanas, es decir, razonablemente formuladas.” Y manifiesta en el capítulo de LA REBELION METAFISICA: “La historia de la rebelión metafísica no puede, por lo tanto , confundirse con la del ateismo…El rebelde desafía mas que niega. Primitivamente, por lo menos, no suprime a Dios, le habla simplemente de igual a igual. Pero no se trata de un diálogo cortés. Se trata de una polémica animada por el deseo de vencer.” (pag.33). Revisemos ahora la magistral escena en la que Calígula se disfraza de Venus y Cesonia es su sacerdotisa. Los patricios se ven obligados a adorarlo como un Dios-hombre y esto hace que Escipión lo acuse de blasfemo ante lo cual el responde: “…Todo lo que se me puede reprochar hoy es haber hecho un nuevo y pequeño progreso por el camino del poder y la libertad. Para un hombre que ama el poder, la rivalidad de los dioses es algo enervante. Ya la he suprimido. He demostrado a esos dioses ilusorios que un hombre puede, si quiere , ejercer sin aprendizaje, su ridículo oficio.” Recordemos que Nietzsche dice: “Si hay un Dios, ¿Cómo soportar no serlo?”. Señalemos de paso que, la escena que mencionamos, desde el punto de vista dramatúrgico es un excelente recurso rítmico, ya que el cierre del acto anterior es de alto dramatismo y densidad conceptual, por lo que la escena de los poetas, con su implícita comicidad, libera al público de la tensión acumulada y lo prepara para los próximos momentos donde esa tensión volverá a crecer.
Otro punto en el que encontramos la evidencia de que la obra de Camus en su conjunto, es una sola gran obra, sostenida por algunas ideas casi obsesivas, es cuando reflexiona sobre la dialéctica del amo y el esclavo y manifiesta: “…Consiente en suma en ser considerada una cosa. Esta conciencia que para conservar la vida animal renuncia a la vida independiente es la del esclavo. La que al ser reconocida obtiene la independencia, es la del amo. Se distinguen una de otra en el momento en que se enfrentan y una de ellas se inclina ante la otra…” Recordemos la relación que establecen concientemente los patricios y Calígula y las razones que estos manifiestan para soportar su condición de “esclavos”. Pero la reflexión se pone mas interesante en relación a la obra cuando Camus manifiesta: “…El amo, para desdicha suya, es reconocido en su autonomía por una conciencia que el mismo no reconoce como autónoma. Por lo tanto, no puede sentirse satisfecho y su autonomía es solamente negativa. El señorío es un atolladero. Puesto que tampoco puede renunciar al señorío y volver a convertirse en esclavo, el destino eterno de los amos, es vivir insatisfechos o que los maten.” (pag. 166) Caligula busca desesperadamente la satisfacción de sus ansias de libertad aunque en el fondo sabe que esto lo llevará inevitablemente a la muerte.
Otro gran tema que emparenta a L’ HOMME RÉVOLTÉ y CALIGULA es el concepto de “culpabilidad e inocencia”. Sobre el cierre del primer acto, Calígula manifiesta: “…Haced entrar a los culpables. Necesito culpables. Y todos lo son!” y en el segundo acto, Helicón recita: “…Se muere porque se es culpable. Se es culpable por ser súbdito de Calígula. Pero todo el mundo es súbdito de Calígula. Luego todo el mundo es culpable. De donde se desprende que todo el mundo muere. Es una cuestión de tiempo y paciencia.” O en la amarga reflexión segundos antes de su muerte, cuando dice: “…Que pesada es la noche. Helicón no ha venido; seremos culpables para siempre, siempre. Esta noche es pesada como el dolor humano.” Camus cuando reflexiona sobre aquellos que renuncian al espíritu de révolte y aceptan el Imperio y la esclavitud dice: “El mundo del proceso es un mundo circular en el que el éxito y la inocencia se autentican mutuamente, en el que todos los espejos reflejan el mismo embaucamiento.” (Pag. 285) y continua: “En el universo del proceso, por fin conquistado y acabado, un pueblo de culpables caminará sin tregua hacia una inocencia imposible, bajo la mirada amarga de los grandes inquisidores.” (pag. 288) Calígula ha pretendido ganar su inocencia, sosteniendo su espíritu de révolte, siente un profundo desprecio por ese “pueblo de culpables” que lo sigue, por el “coro de apestados” que los patricios conforman, para terminar aceptando amargamente, al final que no consiguió lo imposible, que el también será devorado por la historia. Calígula es la figura iconizada de los grandes dictadores del siglo XX pero pasada a través del tamiz glorificador del arte. “En el siglo XX el dominio es triste.” Afirma Camus.
Observemos ahora lo que es casi una cita al Marcel Proust de EN BUSCA DEL TIEMPO PERDIDO, en el cierre de la escena VIII del cuarto acto: Calígula dice: “Bien pronto los caminos del mar estarán cubiertos de mimosas. Las mujeres llevarán túnicas de ligeros tejidos. ¡Un gran cielo fresco y palpitante! ¡Las sonrisas de la vida, Cassio!” Camus en el capítulo sobre Novela y Rebelión dice:”Es tiempo de volver a los lugares de la dicha y la juventud. Las jóvenes muchachas en flor ríen y charlan eternamente ante el mar, pero quien las contempla, pierde poco a poco el derecho de amarlas, así como aquellas que ha amado pierden el poder de serlo. Esta es melancolía es la de Proust.” (pag. 313).
Analicemos por último el monólogo final, uno de los mayores desafíos para cualquier actor y una de las joyas de la literatura teatral del siglo XX. Dice Camus en la página 331 de L’HOMME RÉVOLTÉ: “El rebelde no tiene sino una manera de reconciliarse con el acto homicida si se ha dejado llevar a él: aceptar su propia muerte y el sacrificio. Mata y muere para que sea evidente que el asesinato es imposible.” Y es precisamente esto lo que Calígula manifiesta allí: “Ya lo ves, Helicón no ha venido. No tendré la luna. . Pero que amargo es tener razón y tener que llegar a la consumación. Pues la temo. ¡Ruido de armas! ¡Es la inocencia que prepara su triunfo! ¡Quien estuviera en su lugar!...” El héroe y a la vez antihéroe trágico acepta su muerte aun cuando le tema. Habla consigo mismo, obsesivo entre los espejos que le devuelven la imagen del único ser que considera su par y ante quien tiene que aceptar su error: Camus dice: “La rebelión no es de modo alguno una reclamación de libertad total. Niega, justamente el poder ilimitado que autoriza a un superior a violar la frontera prohibida. Lejos de reclamar una independencia general, el rebelde quiere que se reconozca que la libertad tiene sus límites en todas partes donde hay un ser humano, siendo el límite, precisamente, el poder de rebelión de ese ser. Esta es la razón profunda de la intransigencia rebelde” (Pag.333) La torturante tarea del espejo es devolver a Calígula su propia imagen. A esa imagen le dice: “¡El imposible! Lo he buscado en los límites del mundo, en los confines de mi mismo. He tendido mis manos. Tiendo mis manos y te encuentro a ti, siempre haciéndome frente y estoy lleno de odio hacia ti. No he tomado el camino preciso, no llego a nada. Mi libertad no es la buena.”
He tenido ante mi para este trabajo, entre otras, a dos obras capitales de la literatura del siglo XX. Una, un ensayo que ha enriquecido notablemente el pensamiento contemporáneo y la otra, una apasionante obra teatral cuya virtud desde el punto de vista filosófico es innegable pero como hombre de teatro me interesa además destacar la indudable dimensión poética de esta pieza escrita con la estructura del drama moderno pero que excede rápidamente los límites del genero para instalarse en el exclusivo espacio reservado a los clásicos mas importantes de la dramaturgia universal.
Rafael F. Nofal
Diciembre 2007
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